LARA UNDERWATER

jueves, abril 06, 2006

Mobile Clubbing, "botellón para autistas"


Las ciudades están llenas de gente que corre de un lado para otro sumida en sus pensamientos, ajena a su alrededor mientras se encierra en el comfort de la música que le proporciona a través de los auriculares su reproductor de MP3, o leyendo un libro en autobuses, trenes y vagones de metro (esto, me parece una práctica bastante agradable).
El individualismo que reina en una sociedad orientada a los resultados y el éxito expresado en términos materiales nos lleva a todos a ocuparnos de nuestros asuntos y limitar cada vez más nuestro contacto con otras personas.
La tecnología favorece esta situación, ofreciendo formas de contacto a distancia que nos llevan a tener una relación más fluida y profunda con una persona conocida a través de un chat que con el vecino del sexto. No obstante, las personas siguen necesitando el contacto personal y por ello surgen nuevas formas de juntarse y relacionarse de alguna manera.
La última moda es el mobile clubbing. Así como hace un año y pico surgían las flash mobs, reuniones espontáneas de personas convocadas por email o móvil para hacer una acción coordinada en un lugar, ahora el mobile clubbing invita a los participantes a darse cita en un lugar público con sus reproductores de MP3 y sus auriculares para bailar todos juntos, cada cual con su música. Un improvisado e individualista botellón que da que pensar sobre la eficacia de discotecas y bares como lugares de reunión social de la gente joven. La fiesta está en la calle, y esta vez la música es a gusto de todos.
Solo espero, que al menos esto consiga que los congregados, sonrian entre sí.

miércoles, abril 05, 2006

Este sitio es mío.


Yo vivo en un pueblo pequeño, y como tal, todas sus cosas son pequeñas. Sus plazas son pequeñas, sus avenidas son proporcionalmente pequeñas, su zona peatonal y de compras es pequeña y tranquila, sus colegios son pequeños, (de número) no se piense nadie que vivimos en liliput. Y sus aparcamientos, lógicamente también son proporcionales a su tamaño.

El tema es que en días festivos como el pasado, los moradores de esta tranquila colonia, se alzan en festivo jolgorio vistiendo de color intenso, transitando por nuestras pequeñas calles las que aglomeramos sin tregua durante mas de dos horas antes del partido entre pitidos, vocinazos y canciones varias.

Pero quiero constatar que se me alza una sonrisa cuando veo a familias enteras con el bocata bajo el brazo, vistiendo sus colores y con una enorme cantidad de merchandising en sus cuerpos, me rio a pesar de tardar una hora para poder llegar a mi casa, cuando lo usual es siete minutos. Y sigo riendo cuando doy cinco vueltas alrededor de la piscina donde voy a nadar.
Y sigo sonriendo cuando consigo aparcar siete calles más abajo del lugar mas cercano.

Pero no sonrio, cuando veo que la hermosa plaza se ha convertido en aparcamiento temporal de varios coches de gama alta, tampoco sonrio cuando veo varios todoterreno encima de la acera por donde deben pasar los niños. Tampoco rio cuando al terminar, tengo que salir y hay un Mercedes que me impide la salida. No me rio no....

Y yo me pregunto. ¿ Los días de partido, es lícito aparcar los buenos coches en el lugar que al dueño le apetezca? Porque el resto de los mortales seguimos dando vueltas y vueltas para encontrar un sitio.